lunes, 16 de febrero de 2015

LA CERÁMICA DE FAJALAUZA




En el post que publicamos en mayo del año pasado, titulado "El interiorismo en la obra de Federico García Lorca", hicimos una breve descripción de la cerámica de Fajalauza, ya que el poeta, sin especificar el nombre, incluye piezas de esta cerámica en uno de los decorados de Yerma. Archivamos la posibilidad de hablar más detenidamente de una de las cerámicas más conocidas de Andalucía y del resto de la península, porque esta nos parece un elemento muy significativo de los interiores y los patios andaluces...
La Puerta de Fajalauza, es uno de los seis accesos que tuvo la muralla del Albaicín y fue levantada a mediados del siglo XIV para la defensa del primitivo arrabal "Rabad al-Bayyazin". Ya en época cristiana, esta puerta era la que comunicaba el famoso barrio granadino con el arrabal de los alfareros, situado a extramuros, de ahí que la cerámica popular que se fabricaba en ese lugar  pasara a denominarse cerámica de Fajalauza.
Hasta los años setenta, la loza basta y popular de Fajalauza mantuvo sus características primitivas: vidriado con poco estaño, decoración con tupidos caracolillos y curvas entrelazadas, en verde o azul grisáceo y con motivos vegetales en el centro, normalmente el fruto de la granada, pájaros o escudos heráldicos....





Sin variación durante siglos estos dibujos decoraron sencillas fuentes de solero plano o abombado, lebrillos, tazones, cantarillos, jarras, orzas y unas conocidas jarras que se denominaban alcarrazas. Cualquiera de estos humildes recipientes de barro vidriado puede ser considerado como una de las señas de identidad de la ciudad de Granada, aunque existe un fuerte paralelismo entre la cerámica de Fajalauza y la de Teruel, ya que en  estas dos ciudades es donde mejor se ha conservado la tradición alfarera de origen morisco.



Aunque las características de la loza de Fajalauza se mantienen, no se ha podido evitar la adulteración de los tonos azules y verdes, producida por el uso de los colorantes industriales de los óxidos de cobalto y cobre. En el barrio del Albaicín aún quedan un par de talleres artesanos dedicados a la fabricación de piezas de Fajalauza, aunque la mayor parte se fabrica en empresas instaladas en los polígonos industriales de Granada. Esta cerámica se importa a todos los lugares del mundo y no ahora, ahogados en la globalización, mucho tiempo atrás, barcos repletos de cacharros partían  del puerto de Motril hasta otros puertos remotos de Ultramar. Por supuesto, en la actualidad, cientos de turistas compran a diario pequeñas piezas de Fajalauza en las tiendas de souvenirs de Granada y el resto de Andalucía, pero estas, en verdad, ya no poseen la belleza azulada de aquellas que cuelgan de los patios y las cocinas de las antiguas casas andaluzas. 





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