miércoles, 9 de julio de 2014

PALACIO DE LA CONDESA DE LEBRIJA

En la céntrica calle Cuna de Sevilla, se encuentra uno de los palacios más interesantes de Andalucía y no por su importancia arquitectónica, sino por lo que atesora dentro. Se trata del Palacio o Casa-Palacio de la Condesa de Lebrija. Fue construido en el siglo XVI, de ahí su fachada renacentista y  remodelado en el XIX. En el año 1901, Regla Manjón y Mergelina, Condesa de Lebrija (Sanlúcar de Barrameda 1851-Sevilla 1938), adquiere el edificio junto a otras casas circundantes y lo reforma totalmente para habilitarlo como vivienda, pero sobre todo como museo. Esta condesa culta (la biblioteca del Palacio archiva más de cuatro mil volúmenes), llegó a ser miembro honorífico de varias academias artísticas, fue condecorada y premiada por instituciones de diversa índole, benefactora y poeta, sentía una pasión  por las antigüedades, pero sobre todo por el coleccionismo de piezas arqueológicas. Llevada por esa pasión, ya viuda y sin hijos, compró el Palacio y lo reconstruyó especialmente para pode exhibir en él todas las piezas que poseía y las que fue adquiriendo posteriormente. Para ello tuvo que derribar muros y tabiques, levantar solerías, añadir columnas (algunas procedentes de templos romanos) y construir, por ejemplo, la espléndida escalera de tres tramos, en la que hoy se pueden admirar auténticos artesonados árabes y azulejerías de los siglos XVI y XVII. La estructura del Palacio es la típica de las casas señoriales sevillanas, es decir un conjunto de amplias estancias organizadas en torno a un gran patio central y un jardín interior. En este caso, las estancias llevan el nombre del mosaico romano procedente de las ruinas de Itálica que las pavimenta: Ganímedes, Medusa, Dionisos... mosaico de teselas (opus teselatum) o recortes de mármoles (opera sectilia). Impresionantes mosaicos romanos de los siglos II y III d.C. que aunque acotados en los motivos centrales, el visitante pisa para poder pasar de una estancia a otra, ya que no podemos olvidar que estos fueron colocados en lo que era una casa privada.  Alguien ha calificado este Palacio como el mejor pavimentado de Europa. Tendriamos que hacer un estudio muy exahusto de, por ejemplo, los palacios de Roma para poder confirmar este dato. 
El Palacio, que estuvo habitado hasta el año 1999, no se puede catalogar dentro de ningún estilo arquitectónico, ya que la estructura original no existe y todo lo que se puede contemplar en este momento es un híbrido compuesto por infinidad de estilos. A pesar de eso, en el folleto explicativo que ofrecen a los visitantes, lo denominan de corte Renacentista-Mudéjar.
Las salas de la planta baja, como ya hemos comentado, están especialmente diseñadas para albergar el pavimento. Casi todas presentan un cierto aire neoclásico, con molduras, rosetones y columnas y seguramente fueron decoradas de esta forma para poder ambientar ese cúmulo de piezas, en su mayoría romanas, aunque también se encuentran en ellas estatuaria griega y persa. En algunas de estas estancias existen vitrinas atiborradas de piezas arqueológicas de diversa procedencia, pero en un concepto museístico anclado en el tiempo, tal como se creara a principios del siglo XX, bajo criterios decimonónicos. Las estancias que dan al jardín interior, poseen un estilo más auténtico, menos teatral, más andaluz. 
La segunda planta de este peculiar palacio sevillano, presenta una variedad de salones decorados con estilos diversos, donde se acumulan antigüedades, muebles Luis XVI, porcelanas francesas e inglesas de los siglos XVIII y XIX, pintura costumbrista e incluso un cuadro de Brueghel. En esta planta tambien se encuentran muebles españoles de los siglos XVII y XVIII, una capilla muy del gusto andaluz del siglo XVIII y una espectacular biblioteca, que es posiblemente la estancia más mimosamente decorada y vivida por la Condesa. De estas estancias no podemos ofrecer nada más que dos ilustraciones, ya que está prohibido hacer fotografías en ellas y estas no se encuentran en ninguna de las paginas que hemos consultado. 
La galería que se asoma al jardín interior, que está acondicionada para fiestas y eventos, posee una azulejería espectacular y un aire romántico muy propio de algunos palacios sevillanos. En uno de los patios, de la parte más domestica de la casa, se expone una colección de filigrana de hierro granadina, lo que demuestra el gusto que también poseía la Condesa por la artesanía y las constumbres andaluzas.
Escribió Doña Regla: "Tienen las casas fisonomía. Tienen las casas alma. Tienen algo indefinible nacido de una idea o un sentimiento. Renovada y embellecida hoy, es abreviado compendio donde toda mi vida se ha condensado. Ella es el relicario donde he guardado los venerables tesoros de mis abuelos y los tesoros artísticos durante toda mi vida acumulados"

www.palaciodelebrija.com




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