martes, 23 de agosto de 2016

LA RIBERA DEL GUADAÍRA Y SUS MOLINOS






La actual ciudad de Alcalá de Guadaíra, tiene su origen estrechamente vinculado al río que le da nombre. Un río que nace en las sierras de Cádiz, que atraviesa la campiña, se enreda en los Alcores y se une al Guadalquivir a las afueras de Sevilla para encaminarse juntos hasta el Atlántico. A su paso por esta localidad del área metropolitana, el río junto a otros arroyos, ha creado un entorno de extensa y variada vegetación, que está declarado Monumento Natural. Alcalá, posee a su vez un extenso término municipal que, desde la época romana, ha sido el gran granero de casi toda la provincia y eso unido a la infraestructura de molinos que se construyeron en las riberas del río, le dio el sobrenombre de "Alcalá de los Panaderos". A lo largo del río a su paso por la ciudad, se localizan doce aceñas o molinos de agua, alguno de ellos de origen árabe y hoy declarados Bien de Interés Cultural por la Junta de Andalucía. El origen andalusí de los molinos queda reflejado en alguno de sus nombres, refiriéndose a las familias musulmanas que los explotaban, como el de Benarosa. Los molinos situados en las riberas del río Guadaíra, son "harineros" y sus características se ajustan al esquema fundamental de los molinos hidráulicos de tradición árabe, que encontramos en toda la Baja Andalucía. Su estructura constructiva es muy sencilla y consta de una nave principal cubierta por bóveda de cañón en cuyo interior se albergaba el mecanismo principal del molino. Junto a ella, se sitúa una torre normalmente de dos cuerpos, a veces rematada por tejado a dos aguas y otras como en el caso del molino de la Aceña, el Algarrobo o el Realaje, por una azotea almenada. 


Cuando a mediados del siglo XIX, los pintores auxiliados con los nuevos materiales de pintura como los tubos de óleo, abandonan el estudio y la Academia para pintar al natural, es decir en el exterior, el paisaje de las riberas del Guadaíra se convirtió en el lugar preferido por todos los artistas sevillanos adcritos al denominado costumbrismo o regionalismo. Aunque, para ser justos, hay que aclarar que el pionero en lo que se denominó posteriormente Escuela de Alcalá, fue el escocés David Roberts, con su cuadro titulado El Castillo de Alcalá de Guadaíra, hoy expuesto en el Museo del Prado. 


Ante la fama y la admiración que suscitaron las pinturas que, en muchos casos exageraron de manera romántica el río y sus molinos, el ayuntamiento de la ciudad decidió aportar su granito de arena al gran evento de la Exposición Iberoamericana de Sevilla y le encargó a los dos grandes arquitectos del movimiento regionalista, Aníbal González y Juan de Talavera, el diseño de parte del actual Parque Natural de las Riberas del Guadaíra. Juan de Talavera, fue además el encargado de construir el Hotel Oromana, en medio de la gran masa de pinos centenarios y en un estilo que tiene todas las influencias de las haciendas de olivar cercanas.


El parque, que en la actualidad tiene 150 hectáreas, guarda toda la tradición e historia harinera de esta localidad sevillana. En las márgenes del río, queda la herencia de aquel pasado en el que el agua hacía presente su protagonismo en la vida a través de todos los sentidos: Huertas, fuentes, acequias, azudes, atarjeas y molinos. 







Las fotografías que ilustran este post son propiedad de andaluciainteriors.blogspot.com

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